PROCESO EVANGELIZADOR CON SENTIDO MISIONERO

 

LA MISIÓN DE JESÚS, MISIÓN DE LA IGLESIA

 

 

"No he venido por mi propia cuenta, sino que Dios me envió" (Jn 8, 42). En el centro de la conciencia misionera del Hijo estaba la convicción de ser el enviado por el Padre amoroso: era el Mensaje vivo de Dios, la Palabra, la Misión encarnada (IPM 14). El origen de la misión es Dios Padre que ha elegido y consagrado a su pueblo para realizarla. La Iglesia es la comunidad que Dios Padre se ha elegido mediante su Hijo Jesucristo. Es también la comunidad que Dios Padre ha consagrado y habilitado para la misión al derramar sobre ella su Espíritu (MP 43).

 

La misión consiste en anunciar a Jesucristo, centro y contenido del Reino de Dios, presencia salvadora que es vida, verdad, justicia, paz y amor para toda la  humanidad

 

La Misión Permanente, opción pastoral de nuestra Comunidad Arquidiocesana, no es una actividad pastoral más, sino una llamada providencial para sumarnos a la misión que el Padre ha confiado a su Hijo Jesucristo y Él a su Iglesia.

 

MISIÓN DE TODOS LOS BAUTIZADOS

 

Todo fiel cristiano, por estar incorporado a Cristo mediante el bautismo, está llamado a participar en la misión evangelizadora de la Iglesia. Todos los cristianos deben prestar su ayuda a la difusión del Evangelio, cada uno según sus posibilidades, sus talentos, su carisma y su ministerio en la Iglesia (AG 28). "La orden dada a los Doce: "Vayan y proclamen la Buena Nueva", vale también, aunque de  manera diversa, para todos los cristianos... 

 

MISIÓN Y NUEVA EVANGELIZACIÓN

 

. Dentro de la gran misión de la Iglesia se distingue la misión "ad gentes", o sea, a quienes no tienen la fe cristiana; la atención pastoral y la nueva evangelización.Ésta es descrita como «una situación intermedia que se da (entre misión ad gentes y atención pastoral)... donde grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia,llevando una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio»

 

La tarea urgente de la nueva evangelización hace comprender a la Iglesia que«no puede ser misionera respecto a los no cristianos de otros países y continentes si antes no se preocupa seriamente de los no cristianos en su propia casa. La misión ad intra es signo creíble y estímulo para la misión ad extra, y viceversa»